viernes, 6 de julio de 2012

CIENCIA Y ECOLOGÍA "Las renovables tienen futuro".


Ricardo Ampudia asiste a la Conferencia Mundial de Energía Eólica que se celebra en estos días en Bonn. Habló para DW en calidad de presidente de una empresa de energías renovables implantada en Latinoamérica.
Ampudia es presidente de Amtek, una compañía que nació en México hace 27 años. Actualmente trabaja  con eficiencia energética, energías renovables y calidad de energías en varios países, aplicando todo ello a la industria, las universidades y escuelas, tratando de desarrollar nuevos proyectos de investigación y tecnología. En conversación con DW, Ricardo Ampudia habló sobre su visión de las renovables en Latinoamérica.
DW: ¿Son conscientes los gobiernos de Latinoamérica de que los recursos fósiles se agotan?
Ricardo Ampudia: Sí, muchos países son conscientes, otros no tienen la menor idea y otros creen que no se van a agotar. Hay países latinoamericanos que importan petróleo, gasolinas, porque no disponen de esos recursos. Por lo tanto, para ellos, será más fácil invertir en recursos renovables, como energía solar, etc…
Ricardo Ampudia, presidente de la empresa de energías renovables, AMTEK, en Bonn
Ricardo Ampudia, presidente de la empresa de energías renovables AMTEK, en Bonn
¿Hasta qué punto son receptivos los gobiernos latinoamericanos a las energías renovables?
Sufrimos un cierto bloqueo por parte de los gobiernos por el problema económico global.  La energía renovable se está empezando a conocer, cada vez tiene más aceptación, pero tenemos que seguir batallando con recursos económicos para los proyectos.
¿Y con las leyes de los diferentes países también?
Hay países latinoamericanos que apoyan la energía renovable. Otros tienen conflictos político-sociales que tenemos que combatir. Hay comunidades en las que hay intención de entrar con un programa de renovables, pero al Gobierno no le interesa, porque otro partido gobierna esa región. Muchas veces los recursos económicos vienen del extranjero y políticamente no conviene a los gobiernos, porque pierden imagen. Hay que romper paradigmas en diferentes aspectos para poder seguir adelante con los programas.
¿Se tienen que acoger a subterfugios legales porque no existen leyes explícitas que amparen todas sus actividades?
Así es. Legalmente se tiene éxito en algunos casos, en otros lleva muchos años tenerlo. 
Sala plenaria del Centro de Conferencias de Bonn
Sala plenaria del Centro de Conferencias de Bonn donde tiene lugar la Conferencia Mundial sobre Energía Eólica
¿Y la gente está receptiva en lo concerniente a una transición desde las energías fósiles a las renovables?
Es evidente que en algunos países falta aún mucha educación para que la gente entienda las ventajas de este tipo de energías y no siga argumentado, por  ejemplo, que las turbinas de viento hacen mucho ruido y que contaminan. Si se entiende cuál es el objetivo y se participa en el proyecto, aceptar las renovables será más fácil.
También se dice que la eólica es una energía cara, que estéticamente no es bonita...
Efectivamente, las grandes turbinas de energía eólica no son agradables y hay mucha controversia acerca de eso, pero, de igual manera, si la gente participa en granjas de molinos de viento, el interés es diferente, ya que no se trata de algo impuesto, sino que forma parte del grupo. Al final los propios ciudadanos quieren invertir su parte correspondiente para poder sacar adelante el proyecto energético. 
Eso en lo concerniente a pequeños programas, pero ciertas multinacionales ya han aterrizado en Latinoamérica, hacen allí negocio con los recursos. Aquí llueve sobre mojado, porque Latinoamérica tiene una larga historia de explotación energética, ¿cómo ve usted este asunto?
Ahí hay un gran problema. Estas empresas no hacen participar a la comunidad y la  explotan, efectivamente. El objetivo de las multinacionales es su negocio. Compran tierras sin importar quién esté allí o a quién contamina visualmente en el caso de las turbinas. Sí, existe la explotación de territorios.
En ese sentido, puede existir la desconfianza del pueblo. Algunos gobiernos han hecho en ocasiones leyes a medida de esas multinacionales y ahí se crea un problema.
El chiste es encontrar un punto común de colaboración que convenga a las dos partes, porque al final es una inversión, existe un producto o un resultado como negocio, pero tiene que convenir a las dos partes, se tienen que beneficiar ambas partes. Si no, siempre va a existir una diferencia, batalla, pelea, etc, etc.
Empresas pequeñas y medianas como la suya ¿qué papel juegan en el triángulo conformado por pueblo-gobiernos-multinacionales?
Somos una pieza importante porque las compañías grandes no se pueden dar el lujo o no tienen la capacidad de dinamismo, de interactuar con las comunidades. Tienen su estructura hecha, su manera de trabajar, les resulta un poco difícil ser flexibles. Las compañías pequeñas o medianas son más dinámicas y se mueven con otra estructura, con otra manera de pensar en lo que a la comunidad se refiere. Al fin y al cabo, somos las generadoras del 80% de la economía mundial.
Entonces ¿este tipo de empresas tienen un futuro en ese panorama expansivo de energías renovables en Latinoamérica?
Tienen mucho futuro en Latinoamérica y fuera de ella. En cuanto a tecnología se refiere, también se puede investigar y tener líneas estratégicas con otros países.
Exactamente ¿qué espera usted encontrar en el Congreso Mundial sobre Energía Eólica que se celebra en Bonn?
La discusión polémica acerca de las energías renovables -en este caso la eólica-,  qué nuevos planes hay, cómo se han desarrollado en las comunidades, cómo están entrando los nuevos mercados, qué nuevas tecnologías existen y qué ventajas competitivas podemos tener con la colaboración de gobiernos, la iniciativa privada y nuestros clientes, que son comunidades, municipalidades, países, etc…
El lema de la undécima Conferencia Mundial de Energía Eólica suena casi revolucionario: "Poder colectivo- poder ciudadano"...
Suena revolucionario, pero es la realidad, porque estamos  todavía en una etapa de nacimiento de toda esta tecnología. Tenemos mucho qué hacer, mucho por aprender en la comunidad global, pero el potencial es grande, porque el recurso natural que tenemos, como el sol, está ahí y lo podemos aprovechar. El aire también. Si juntamos ambos junto con la energía hidráulica, se pueden hacer maravillas.
Autora: María Santacecilia
Editora: Cristina Papaleo